Sombras
Iniciando la relación con el lápiz y el papel, a los ocho años del sueño y vivir en la imaginación, en el juego y siempre acompañada en cada paso, al escaparme o al esconderme fue cuando decidí complacer mis sentidos en un cuaderno, mostrando lo que me acompañaba en cada momento, debía nombrarlo o bautizarlo, como sea!
Fue un descubrimiento mágico cuando atrás de mi y en el resplandor del sol conocí mi sombra, que me acompañaba y lo que decidí guardar en mi mente es que aún cuando la luz del sol no me atravesara no estaría sola. No podía descubrir a mi acompañante secreto que me hacía sentir que estaba en un mundo de juegos e imaginación por eso lo exterioricé, según yo, en la hoja de un cuaderno que nadie vería que prometía un largo recorrido. No pasó mucho tiempo para ser descubierto por mi mamá que con mucha emoción frente a mis hermanos me preguntó si ese cuaderno era mío, lo negué y sonrieron porque la evidencia era obvia y sin haberlo decidido pero desde la vergüenza o el miedo de una niña de 8 años solamente lo desvanecí como esas memorias traumáticas que se nos olvidan, no volví a ver ese cuaderno, no recuerdo si lo oculté, lo boté o se perdió. Desde ese momento decidí plasmar lo que sentía en mi compañía solamente en mi corazón, en mi mente o dejarlo en la imaginación, pues lo que desvanecí no fue el deseo de escribir o conversar conmigo sino el miedo a ser, a ser yo misma.
Siempre existe la oportunidad de decidir y liberar las sombras que no necesariamente son algo malo, obscuro, frío. Mi primer concepto de sombra fue compañía, oportunidad, diversión, travesura, porque soy yo misma, abrazo mis sombras y les permito ser, pues no son grandes a menos que yo me haga pequeña y mi posición sea opuesta a mi luz, solo son formas que me reflejan, algunas veces las veo y otras se ocultan pero no me detienen ni me atrapan, si las observo desde lo que son me divierten y las dejo pasar.
Hoy no decidí liberar mis sombras porque nunca intentaré atraparlas, hoy decidí ser yo misma que es muy diferente, y exteriorizar mis pensamientos que siempre acompaño de un sentimiento para que fácilmente puedan ser escritos, ya no en un cuaderno pero si libre para ser visto porque no hay nada que ocultar, nada que temer y nada que demostrar desde mi sombra o desde mi ser.
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