Entradas

Mostrando las entradas de 2025

Cuando te reprimes, te olvidas de ti

Imagen
 Hace poco escuché una frase que me estremeció. Decía: “Hay muchas personas que han pasado toda su vida reprimiéndose… que ya creen que son buenas personas.” Y yo agregaría: incluso creen que son otras personas. ¿No es fuerte? Pasamos tanto tiempo reprimiendo lo que sentimos, lo que realmente pensamos, lo que queremos hacer o decir… que llegamos a confundir la máscara con el rostro.  Y eso me recordó al Caballero de la armadura oxidada. Ese personaje que se ponía su armadura para estar listo para cualquier batalla, aunque ninguna llegaba. Hasta que un día, la armadura se le quedó pegada, oxidada ya no podía quitársela, y él… llegó a creer que era la armadura. Nos pasa más de lo que creemos, solo que no usamos una armadura metálica… usamos sonrisas forzadas, respuestas automáticas, silencios que nos gritan por dentro, actitudes aprendidas para “encajar” pero reprimirnos no nos protege. Solo nos aleja de quienes realmente somos. Y aquí viene algo importante: no reprimirnos no si...

La culpa no era del viento

Imagen
  ¿Cómo culpar al viento de lo que provocó, si fui yo quien dejó la ventana abierta? He dicho antes que no existe la culpa, solo la responsabilidad. Porque tenemos la capacidad de responder por nuestros actos. Además, la culpa trae castigo en la mente, mientras que la responsabilidad empodera. Sin embargo, últimamente incluso el término “responsabilidad” parece pesar… como si fuera una carga que debemos asumir, incluso por otros. Lo entiendo: es una señal de falta de consciencia, y esa consciencia es justo lo que cada uno estará —o no— dispuesto a expandir. El punto es este: si yo dejé la ventana abierta, por supuesto que el viento va a entrar. Sí, es una analogía. Pero si lo vemos en la vida real: cuando nos atrevemos a hacer algo que nos da miedo, estamos abriendo una ventana… y no sabemos qué va a provocar. ¿Pero por qué etiquetarlo como desastre? No tiene sentido, si lo que el viento mueve dentro de nosotros —es decir, lo que el miedo moviliza— nos permite ordenar de maner...

🌈 El arcoíris y lo que decidimos creer

Imagen
Hoy, de camino, la lluvia me acompañó por ratos: a veces a lo lejos, a veces justo sobre mí. En medio de ese ir y venir de agua, apareció un arcoíris. Lo primero que vino a mi mente fue ese recuerdo de infancia: el arcoíris como promesa de Dios, un recordatorio de que no destruiría más al mundo con un diluvio. Un símbolo de esperanza anclado en una historia que alguna vez aprendí. Pero en ese momento, algo en mí se abrió a nuevas posibilidades. ¿Y si no tiene que significar siempre lo mismo? ¿Y si simplemente es algo hermoso que aparece en medio de un camino que parece tormentoso? ¿Y si es un reflejo de nuestra propia capacidad para seguir viendo belleza en el mundo, sin importar lo que esté pasando alrededor? Primero lo vi de lado. Luego, después de una curva, apareció frente a mí. Me acerqué y parecía terminar justo en una montaña que brillaba con colores. Recordé entonces otra historia de mi niñez: la del tesoro al final del arcoíris. Tal vez no sea literal, pero decidí quedarme c...